El Códice Chimalpopoca refiere una fecha relacionada con el maguey y Topiltzin Tlamacazque Ce Ácatl (Quetzalcóatl): año 1 ácatl (843 d.C.). Este personaje, era considerado como un constructor de templos y gran sacrificador de animales. Según el códice y la leyenda que surgió en torno a este, Quetzalcóatl vivía religiosamente enseñando el arte cerámico a sus seguidores, pero era interrumpid por los demonios para convencerlo de que hiciese sacrificios humanos. Al ver que no aceptaba, se reunieron Tezcatlipoca, lhuimécatl y Toltécatl (uno de los dioses del pulque) para obligar a Quetzalcóatl a dejar su pueblo y así gobernar ellos, y poder hacer sacrificios humanos.
Los tres dioses determinaron que lo corromperían para hacerlo beber pulque, y con ello quebrantas las normas de conducta. Tezcatlipoca llegó a los aposentos del tlatoani y le mostró un espejo de obsidiana para que “se conociera con sus propios ojos”. Al verse, y desconcertado por su fealdad, Quetzalcóatl se refugió en un lugar apartado. Ihuimécatl lo hizo salir de su escondite y los tres lo invitaron a comer quelites muy picosos, ofreciéndole pulque para apagar el ardor. Ante la negativa de Topiltzin, los dioses insistieron hasta que, finalmente, ingirió cinco jícaras.
Arrepentido, Quetzalcóatl dejó Tula y se dirigió en busca de la tierra de dos colores, rojo y negro, la tierra del incendio. En el año de 895 d.C., al llegar a la orilla del agua divina, él mismo se incineró. La leyenda afirma que el corazón de Quetzalcóatl se transformó en la “estrella que brilla en el alba”, es decir el planeta Venus.
Otros códices, como el Florentino y el Borgia indican una clara conexión entre los dioses la agricultura y los del pulque. En el Códice Borgia, Mayahuel (la diosa del pulque), vestida de blanco, personifica al pulque, por ser este el color de la bebida. El cabello de la diosa es de fuego y está adornado con piedras preciosas de la que cuelga la cabeza de un pájaro, así como el Sol, lo que indica la naturaleza caliente de la bebida.